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La familia del paciente importa
La familia, definida por la Declaración Universal de los Derechos Humanos como elemento natural, universal y fundamental de la sociedad, es el núcleo donde se forja nuestra educación y valores.
El papel que juega en la salud de todos sus miembros a menudo no es valorado como debiera. Los miembros de la familia suponen un apoyo de valor incalculable para afrontar la enfermedad de alguno de sus integrantes. La familia es el lugar de crecimiento, donde encontramos protección y seguridad, entendiendo la familia, a lo largo de su evolución, no solo como un vínculo sanguíneo sino como institución social
En nuestros equipos asistenciales nos preocupamos por proporcionar al enfermo y a su familia los cuidados necesarios para conseguir la rápida reintegración en su entorno habitual, o a uno nuevo si las consecuencias de la enfermedad lo exigen. Es indispensable para ello establecer una directa comunicación con los familiares de los pacientes y que ésta se dé en un entorno de privacidad en el que transmita la mayor tranquilidad posible y se disponga del tiempo suficiente para que el familiar puede absolver cualquier duda o interrogante que pueda surgir.
Junto a esta prioridad, incidimos igualmente en la prevención, que debe iniciarse en casa y con la ayuda de la familia. Es ella la que, en colaboración con el personal de salud, refuerza los primeros conocimientos de cuidado e higiene; ayuda a adoptar hábitos de vida saludable a través de una alimentación adecuada y el fomento de la actividad física.
Desde la familia se debe promover igualmente el autocuidado y la vigilancia de la salud para ir adquiriendo una determinada cultura que, además de salud, abarque todos los aspectos de la vida y que contribuya, como fin último, a prevenir enfermedades.