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Viruela del mono
La viruela del mono es una enfermedad zoonótica viral, lo que significa que puede transmitirse de animales a humanos. También se puede propagar de persona a persona. Esta enfermedad parte de la misma familia de virus que la viruela, pero por lo general es mucho más leve, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
En promedio, los síntomas aparecen dentro de los seis a 13 días posteriores a la exposición, pero pueden demorar hasta tres semanas. Las personas que se enferman comúnmente experimentan fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y de espalda, ganglios linfáticos inflamados, agotamiento general y erupciones o lesiones en la piel.
El Ministerio de Salud (Minsa) emitió el pasado 20 de mayo la alerta epidemiológica a los establecimientos de salud públicos y privados a nivel nacional, tras la confirmación de doce casos de la viruela del mono en países como Reino Unido, Portugal y Estados Unidos, con el fin de identificar, notificar e investigar casos compatibles.
Por eso, el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC Perú) detalló que se conoce la existencia de dos tipos de virus que originan la viruela del mono: uno que proviene de África Central y otro del África Occidental (enfermedad más leve y autolimitante).
¿Cómo puedo protegerme de la viruela del mono?
Se puede disminuir el riesgo de contagio limitando el contacto con personas que sospechen tener la dolencia o sean casos confirmados.
Si necesita tener contacto físico con alguien aquejado de esta afección porque es un trabajador de la salud o viven juntos, motive a la persona infectada a aislarse y cubrir cualquier lesión en la piel si puede (por ejemplo, usando ropa sobre el sarpullido). Deberá usar mascarilla cuando estén cerca a estas personas, especialmente si tosen o tienen lesiones en la boca. Evite el contacto piel con piel y si tiene algún contacto directo use guantes desechables.
Lávese las manos frecuentemente con agua y jabón o use un desinfectante para manos a base de alcohol, especialmente después de haber entrado en contacto con la persona infectada, o con su ropa (incluyendo sábanas y toallas) u otros elementos o superficies que haya tocado o que puedan haber estado en contacto con su sarpullido o secreciones respiratorias (por ejemplo, utensilios o platos).